Golf Swing

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EL MEJOR NEGOCIO DEL MUNDO

Hemos adaptado un relato del escritor Paulo Coelho que nos ilustra de manera brutal la pérdida de objetivos claros en la vida empresarial. Cuenta que un banquero millonario le pregunta a un pescador:

— ¿Cuánto tiempo le había tomado pescar tan bellos ejemplares de peces?

— Sólo un poco de tiempo.

— ¿Por qué no pasas más tiempo trabajando y sacas más pescado?

El pescador dijo que tenía lo suficiente para él y sus familiares.

— ¿Pero qué hace usted con el resto de su tiempo?

El pescador dijo:

–Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, voy todas las noches al pueblo donde toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida placentera y ocupada.

El banquero replicó:

— Soy un doctorado de Harvard y podría ayudarte. Deberías invertir más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, luego varias embarcaciones y eventualmente tendrías una flota pesquera. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador y también abrir tu propia planta. Deberías controlar la producción y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a vivir a la capital donde manejarías tu propia empresa en expansión.

El pescador preguntó:

–¿Cuánto tiempo tarda todo eso?

–Entre 15 y 20 años- dijo el banquero.

— ¿Y luego qué?

El banquero se rió y dijo que esa era la mejor parte.

— Cuando llegue la hora deberías vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones.

— Y ¿luego qué?- insistió el sorprendido pescador.

— Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, ir todas las noches al pueblo a tomar una copita de vino y tocar guitarra con tus amigos.

El pescador le respondió:

— ¿Acaso eso no es lo que tengo ya?

 

 

LA ODISEA DE UN HOMBRE SOLO

En febrero estuvo al borde de la muerte debido a un accidente de carretera. Salvó de milagro con vida y casi perdió una pierna, esa herramienta que le había servido para llegar a ser Tiger Woods, el primer deportista en llegar a tener una fortuna de mil millones de dólares y, debido a sus triunfos como golfista, cambiar el ámbito de esta disciplina para siempre.

Estuvo tres meses inmóvil en una cama. Pero ya tenía experiencia fruto de numerosas operaciones en sus 44 años de existencia. Lo único que anhelaba era estar al aire libre, pues esa era la atmósfera en la que siempre había vivido. Sin embargo, los pronósticos eran malos.
Y he aquí que este hombre, sumido en la soledad de su lecho del hospital, debió reflexionar en las muchas cosas malas que cometió en el pasado reciente, las cuales le fueron perdonadas por cientos de millones de hinchas en todo el mundo y quiso vivir de nuevo, empezar otra vez para que sus hijos le vieran ganar nuevamente, para que vivieran la experiencia de sus victorias en el mismo terreno. Entonces, se esmeró y comenzó un proceso de recuperación física monumental y apareció la semana pasada en el torneo Padre Hijo de los grandes campeones.
Estaba junto a su pequeño Charlie, encantador chico de 12 años que mostró un talento tan asombroso como el de su padre. Sea que vuelva o no a las competencias grandes, este ganador de 15 Majors debió haber pasado momentos de felicidad extrema este domingo al ver a su retoño emprender el mismo camino que él hizo, ante la inconfundible admiración de todos.
Lo increíble: él y Charlie llegaron segundos.

EL LIBRO SOBRE SEVE
Queremos recomendar el libro “Seve: su vida a través de la lente”, extraordinaria obra del fotógrafo David Cannon en la cual aborda la sorprendente vida del carismático golfista español a través de fotos nunca vistas. Las fotos que Cannon ha tomado de Ballesteros van desde imágenes espontáneas hasta aquellas que realizó en su casa.
La edición de estos recuerdos Cannon la hizo coincidir con el décimo aniversario de la muerte de Seve Ballesteros.
El fotógrafo de Getty Images recalcó que: “Seve era un verdadero ícono global y lo vi y fotografié en muchas partes del mundo, pero fueron los amigos que hice en el camino quienes contribuyeron a este libro con imágenes que yo no tenía. Que nunca antes había visto y eso es lo que lo hace ser tan especial. Espero que los fans de Seve de todo el mundo disfruten de este libro tanto como yo lo hice mientras lo escribía”.
Este volumen incluye una carta de Javier Ballesteros, el hijo notable de Pedreña, y notas del escritor Robert Green, especialista en la biografía de Seve. Y sentidos testimonios de José Maria Olazábal, Nick Faldo y Billy Foster, quien aprecia este libro como un tributo apropiado a su memoria.
Fue publicado por Vision Sports Publishing con el apoyo de Saint Andrews y el European Tour.

EL SUEÑO DE NESMETH
¿Has soñado alguna vez con un golpe de golf perfecto y admirándote al día siguiente que realmente puedes hacerlo? Esto no está tan alejado de la realidad y fue probado por el norteamericano James Nesmeth, mayor que fue tomado prisionero por la fuerzas de Vietnam del Norte en aquella cruenta guerra.
Fue confinado a una celda de 1,30 x 1,50 metros en donde permaneció durante siete años sufriendo torturas, falta de alimentos, enfermedades y animales de la selva que pululaban a su alrededor.
Día a día, el mayor Nesmeth veía como su estado físico y mental se deterioraba, deseando la muerte que no venía frente a la locura que la percibía a su lado. En estas dramáticas condiciones, y en un supremo esfuerzo por sobrevivir, decidió abstraerse de su vida real y se concentró en la práctica de su deporte de toda la vida: el golf.
Cada amanecer, el mayor Nesmeth preparaba mentalmente su equipo, decidía las condiciones climáticas que lo acompañarían y se iba en sus pensamientos al club de golf. Al llegar allí, calentaba un poco su físico, hacía una práctica de swing y putt y se disponía a jugar sus 18 hoyos.
Así, todos los días durante siete años, sin faltar un solo día, recorriendo los fairways y los greens de su campo que venía a su memoria. Cuando la pelota no llegaba donde él quería repetía el swing una y otra vez hasta  hacerlo bien. Fue una experiencia única en el mundo, habiendo jugado en su mente miles de veces en total precariedad ambiental.
Finalmente, el mayor Nesmeth fue canjeado como prisionero de guerra y, cuando llegó a su hogar en los Estados Unidos, fue a jugar golf. Tenía, antes de la guerra, un hándicap 24 para su campo de par 72. Para su sorpresa, en aquella primera jornada  hizo el par del recorrido.

No hay duda que la historia de James Nesmeth comprueba a cabalidad la importancia de la mente en este juego. Como decía Jack Nicklaus: “…al momento del swing no piense en la mecánica de su golpe. Imagine el vuelo de la pelota, su trayectoria y donde desea dejarla y verá como su golpe es mucho mejor de lo que esperaba.”

JUGANDO CON HIDEKI EN EL MASTERS

Fue un privilegio. Jamás hubiera imaginado que llegaría a ocurrirme. Pero ahí estábamos los dos en el tee de salida del hoyo 12 en la final del Masters. A mí, los nervios me consumían. Me distraigo con la asombrosa presencia de un paisaje único, que  me invade con su  múltiple verdor que asedia mi vista, ya admirada por el esplendor de aquellas azaleas que protegen ese green. Estoy sumido en esta topografía ondulatoria, de formas sensuales y esquivas, por donde haré, tal vez por única y última vez en la vida, el trayecto que había soñado desde joven, desde aquellos tiempos en que tenía la misma edad de mi compañero de juego, Hideki Matsuyama.

Lo observo con admiración por la sencillez de su comportamiento. Lleva a su favor  una diferencia tan grande con el resto que aquello, en cualquier otra cancha, pasaría a ser sólo un trámite para que Dustin Johnson –ganador del 2020- le pusiera la Chaqueta Verde al final del día…pero, estábamos en Augusta National.

Tenía, hasta antes de hacer su swing en el 12, un aire, un señorío, un cierto sentido del dominio similar al que ostentaban los shogun japoneses medievales cuando emprendían sus conquistas. Era algo así como el símbolo de lo imperturbable. Al menos, eso era lo que yo apreciaba.

El día anterior nos había asombrado porque, habiendo estado oculto en la discreción de un juego más bien discreto, de pronto irrumpió blandiendo birdies que lo colocaron inesperadamente en la cima del tablero.

Y, ahora, con el murmullo de cientos de seguidores a sus espaldas, decidió usar un pitch completo para cruzar el arroyo, neutralizar al viento y a los espíritus que aún se mueven allí en lo que fue un antiguo cementerio indígena.

Todos sabíamos que en el Amen Corner se jugaba su paso a la historia. También lo sabía Hideki quien, al momento de golpear la pelota que se elevó verticalmente, mostró en sus ojos una rara inquietud. Un bosquejo de duda, de temor, de inseguridad. Noté que se había humanizado, porque él captó de inmediato que había cometido un error. Lo miré fijamente para cerciorarme de ello y Matsuyama bajó su mirada en señal de modestia y humildad. No era perfecto.

Curiosamente, justo en ese instante, me voy a negro en mi sueño y no pude revivir lo que ya había visto ayer en la pantalla. Pero me quedó un grato sabor de haber compartido con el primer nipón que gana un Masters y comprender que Japón había dado, en menos de quince días, un zarpazo monumental en el altar de Bobby Jones, ya que la semana anterior la japonesa Tsubasa Kajitani había logrado la victoria en la segunda versión del Augusta National Women´s Amateur.

No quiero ni imaginar la fiesta que se debe estar celebrando en ese archipiélago del Sol Levante.

LA ODISEA DE JORDAN: GANARSE A SI MISMO

Es cierto que la victoria de Jordan Spieth ayer en el Valero Texas Open (-18) fue monumental. El escenario, su propia tierra. El espectáculo, todo para él, con 5000 tejanos en vilo durante horas para ver a quien fuera su chico maravilla hasta fines del 2017 cuando conquistó su último título.

Todo ello resulta maravilloso. Especialmente el abrazo con su esposa Annie Verret, el cual sellaba la tragedia de 1351 días de haber perdido el swing. Ella, su compañera en la terrible soledad de no saber qué le pasaba a su juego, era en ese instante el símbolo de la lucha de este joven de 27 años, quien había una estrella rutilante con un U.S. Open, un Masters y un Open Championship.

Pero a mí no me ha impresionado tanto eso como el verdadero triunfo que hay detrás de este trofeo: el hecho de que Spieth se haya ganado a sí mismo, que haya superado cuatro años de sequía sin cambiar a su caddie Michael Greller y tampoco a su instructor de toda la vida, Cameron McCormick.

Eso se llama resiliencia, el camino de la libertad que Jordan -como él mismo ha dicho- necesitaba para recuperar su confianza:

“Si me siento libre, me encanta lo que hago, y si me encanta lo que hago, lo haré bien…Ha sido un camino que ha tenido muchos días difíciles. He tenido personas que siempre han creído en mí, incluso cuando yo he creído menos en mí mismo”.

Jordan está de vuelta al privilegiado círculo de los campeones. Justo una semana antes del Masters. Así, el hombre que anda perdido subió 33 puestos en la clasificación de la FedExCup, llegando a ocupar el puesto número 7.

HA NACIDO UNA ESTRELLA EN AUGUSTA NATIONAL

La japonesa Tsubasa Kajitani conquistó de modo sorpresivo el segundo encuentro del Augusta National Women´s Amateur.

Ella no esperaba este triunfo en la final de este torneo inaugurado en el 2019 y que ganara Jennifer Kupcho, hoy destacada profesional del LPGA Tour. Ni nadie lo pronosticaba debido a estar ubicada en el puesto 26 del ranking aficionado. A ello debe sumarse que su desempeño en la ronda final no daba ninguna luz al respecto.

Hasta que llegó al hoyo 8 e hizo birdie. Eso acrecentó el poder de sus 17 años. Y repitió en los greens 14 y 15 mientras se aplanaban las favoritas, incluida Rose Zhang, la lider mundial amateur. Esta arremetida le permitió acceder a un play off con Emilia Migliaccio, a quien venció con un par en el 18, abriendo para sí el primer capítulo de una carrera que recién se inicia.

Tendrá así una exención de cinco años en este evento y deberá ahora consolidar su sub campeonato en el Avondale Amateur de Australia en el 2020 y su victoria en el Campeonato Juvenil de Japón de hace dos años.